“La pandemia ha arrojado una luz dura sobre el orden económico y social mundial, exacerbando las desigualdades que han devastado a los más vulnerables y cuestiona nuestra capacidad para unirnos incluso cuando nos enfrentamos a una crisis”, señala el informe 2021 “Desde mundos aparte, a un mundo preparado” de la Junta de Monitoreo de la Preparación Global (GPMB), órgano creado en conjunto por la OMS y el Banco Mundial para evaluar, en forma independiente, las políticas mundiales de preparación y respuesta ante pandemias y otras emergencias sanitarias tras la epidemia de Ébola en África occidental entre 2014 y 2015.
En su reporte sobre el segundo año de la pandemia declara que" el COVID-19 ha expuesto un mundo roto, inequitativo, irresponsable y dividido" y que, si no se hacen grandes reformas sanitarias globales, "el mundo no tendrá la capacidad para acabar la pandemia de COVID-19, ni prevenir la próxima".
“Si el primer año de la pandemia de COVID-19 fuera definido por un fracaso colectivo para tomar en serio la preparación y actuar rápidamente con base en la ciencia, el segundo ha estado marcado por profundas desigualdades y un fracaso de los líderes mundiales para comprender nuestra interconexión y actuar en consecuencia. ¿Qué traerá el tercer año?”, se preguntó el copresidente de GPMB, Elhadj As Sy, durante la presentación del informe 2021 este 26 de octubre en la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín.
El reporte emitió severas críticas a los líderes mundiales. A la ONU y su Consejo de Seguridad; a la Organización Mundial de la Salud; el G7 y G20, entre otros por su manejo de la pandemia. Organismos y grupos de países desarrollados a los que describe con una “muy deficiente” responsabilidad política y liderazgo. Declaran intenciones, dice, pero sus acciones están bajo las reales necesidades de un ecosistema sanitario interconectado.
Para GPMB el COVID-19 expuso “un mundo roto y dividido en el que el acceso a las vacunas depende de la capacidad de pago y no de la necesidad; donde los gobiernos, los líderes y las instituciones con demasiada frecuencia no rinden cuentas a sus poblaciones; y en que las sociedades están fragmentadas, el nacionalismo crece y las tensiones geopolíticas aumentan”.
La falta de equidad global también es causada por desigualdades sistémicas de larga data en el mundo, acusa, como también que “después de cada crisis, se proponen cambios, pero se hacen pocos compromisos e incluso esos, a menudo, se dejan sin cumplir”.
Como ejemplo de este sistema plantea que hay un malentendido fundamental, de solidaridad global como equivalente a buena voluntad y ayuda, en lugar de equidad e interés común.
“Los países ricos continúan ofreciendo ayuda a través de donaciones en lugar de apoyar las capacidades de fabricación, transferencias de tecnología y disposiciones de propiedad intelectual más justas”.
El informe advierte que este sistema está “dejando el mundo extremadamente vulnerable a una variedad de amenazas para la salud que está aumentando a un ritmo mayor que nuestra capacidad para prevenirlos” .
Por ello llama a los líderes mundiales a la responsabilidad política de una transformación generalizada del ecosistema de emergencias sanitarias, y a tomar una serie de acciones inmediatas porque a medida que el impacto de la pandemia disminuye en los países desarrollados, y la atención se traslada a otra parte, “la ventana de oportunidad para una reforma profunda se está cerrando rápidamente”.
“El ecosistema perpetuará la fragmentación existente. Los esfuerzos están mal coordinados y muchos de los países y partes interesadas encargados de la implementación están excluidos de estas discusiones”.
Según Elhadj As Sy “es fácil ser cínico y pensar que nada puede cambiar, que la desigualdad, la inacción y la división son inevitables, que los modelos del pasado no se puede cambiar por mejores formas de trabajar juntos que beneficien a todos, que estamos para siempre condenados a repetir este ciclo de pánico y abandono. Pero debemos rechazar el pesimismo, reconocer nuestra humanidad común y nuestra creciente interdependencia, y crear una salud global ecosistema que sirve a todos. Juntos debemos pasar de mundos separados a un mundo preparado."
Por ello la Junta de Monitoreo de la Preparación Global propone un "nuevo contrato social global para prevenir y mitigar las emergencias sanitarias, que se base en los principios de equidad, solidaridad, inclusión y reciprocidad, rendición de cuentas, transparencia, sostenibilidad y acción".
Señala que se requieren soluciones audaces, coherentes y colaborativas, que rompan las barreras políticas y divisiones económicas entre los que tienen y los que no. Soluciones que deben diseñarse para ser equitativas y mutuamente dependientes.
Según el informe se necesitan seis soluciones críticas para un mundo más seguro:
- Fortalecer la gobernanza mundial; adoptar un acuerdo internacional sobre preparación y respuesta ante emergencias sanitarias , y convocar una Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno, junto con otras partes interesadas en preparación y respuesta ante emergencias sanitarias.
- Construir una OMS fuerte con mayores recursos, autoridad y responsabilidad.
- Crear un sistema de emergencias sanitarias ágil que pueda generar equidad mediante un mejor intercambio de información y un mecanismo integral para la investigación, el desarrollo y acceso equitativo a los bienes comunes.
- Establecer un mecanismo de financiación colectivo para la preparación a fin de garantizar más financiamiento sostenible, predecible, flexible y escalable.
- Empoderar a las comunidades y asegurar la participación de la sociedad civil y el sector privado.
- Fortalecer el monitoreo independiente y la responsabilidad mutua.
Con estas acciones críticas e inmediatas, dice el informe, los líderes mundiales podrán demostrar su compromiso e intención de realizar un cambio real y duradero.
Imagen: Informe From Worlds Apart to a World Prepared, (Desde mundos aparte a un mundo preparado) de GPMB
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