Desde muy temprano este año hemos escuchado a las autoridades del gobierno referirse a la letalidad de la COVID-19. Han señalado una y otra vez el éxito del gobierno en el manejo de la emergencia usando, de manera mañosa, este concepto tan doloroso. Por ejemplo, el Presidente de la República declaraba el 17 de mayo: “A pesar de todas las dificultades, es esperanzador constatar que Chile tiene una baja tasa de letalidad a nivel mundial y una de las capacidades de testeos PCR más altas de América Latina”. En esta columna mostraremos que la tasa de letalidad es cada vez más alta en Chile, señal de los graves problemas que presenta la “búsqueda activa de casos”.
En primer lugar, definamos lo que se entiende por letalidad. El 4 de agosto la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la nota científica titulada Estimación de la mortalidad de la COVID-19 donde se refiere al tema. En ella indica “Para evaluar la proporción de personas infectadas que tienen un desenlace mortal se utilizan dos medidas: la razón de letalidad de la infección (IFR, por su acrónimo en inglés), que estima la proporción de muertes entre todas las personas infectadas, y la razón de letalidad de los casos (CFR, por su acrónimo en inglés), que estima la proporción de muertes entre los casos confirmados.”
IFR sería el valor que quisiéramos saber lo antes posible, pero requiere conocer todas las personas que se infectaron por la enfermedad, lo que era imposible al comienzo de la pandemia. En la misma nota de la OMS señalan que en reportes científicos estimaban un IFR entre 0,5 y 1%. En noviembre, en un estudio publicado en la Revista Nature, se estimaba
un IFR de alrededor de 0,5% para Chile.
Cuando el gobierno se ha referido a la letalidad de la COVID-19 habla de CFR (Fatalidad de los casos reportados), que es calculada y reportada en los informes del Ministerio de Salud bajo el concepto de tasa de letalidad a nivel regional y nacional.
Aunque la definición que mencionan mezcla, de manera errada, los conceptos de IFR y CFR. En el reporte epidemiológico del 11 de diciembre definen la tasa de letalidad siguiendo la definición de IFR: “proporción de personas con COVID-19, que fallecen en relación con el total de personas que han contraído la enfermedad...” A continuación, dicen que calculan la tasa de letalidad como CFR: “...Considera muertes debido a COVID-19 con y sin confirmación de laboratorio informadas por el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del MINSAL, independiente de su estado de notificación o clasificación en la plataforma EPIVIGILA”.
La CFR es una división entre “Casos fallecidos” y “Casos totales”, por lo que su valor depende de la pesquisa de ambos. Este indicador se calcula:
Si se lograse algo imposible, que se detectasen todos los casos COVID-19, CFR sería igual a IFR.
Por otro lado, el valor de la CFR se ve fuertemente afectado por correcciones. Por ejemplo, en junio y en julio el Ministerio de Salud reportó cerca de 1.500 personas fallecidas confirmadas COVID-19 que no se habían considerado antes.
Más tarde, el 20 de agosto, se empezó a incluir en los reportes epidemiológicos el total de personas fallecidas sospechosas y confirmadas de la enfermedad. Es así como la CFR nacional creció -en 4 días- de 2,5% el 16 de agosto a 3,4% el 20 de agosto. Es evidente que la situación epidemiológica no empeoró tanto esos días, tan sólo se mejoró la información.
En Chile al 11 de diciembre se informa un CFR de 3,3%, un 0,1% menos que lo del 20 de agosto. Esta reducción nacional puede ser una buena noticia, pero este valor no es bueno o malo en sí mismo, lo que preocupa es cómo ha ido variando en diferentes regiones en tiempos de leves e incipientes “mejorías”.
Según el sitio Our World in Data el mundo alcanzó una CFR sobre 7% a fines de abril e Italia llegó a un máximo de 14,5% tiempo después. Hoy, a pesar de la segunda ola de Europa, el valor mundial ha continuado a la baja, llegando hasta cerca de un 2,3%. Por su parte Italia reporta una CFR casi 4 veces menor a su récord, a pesar de que noviembre fue el mes en que ha reportado más personas fallecidas en todo el año.
¿Por qué ha bajado tanto la CFR? Porque por cada caso fallecido se encuentran más casos debido a que se ha mejorado la búsqueda y trazabilidad de los casos. Además, se ha reducido la proporción de personas que mueren en hospitales debido a mejores tratamientos y preparación del personal de salud.
Lo que debiera ocurrir en control de la epidemia es que la CFR baje y se acerque cada vez más a valores de la letalidad de la infección bajo el 1%.
En los últimos meses en algunas regiones de Chile ha ocurrido exactamente lo contrario. Esto a pesar de que el gobierno ha llegado a decir que llevamos meses de mejores cifras. Se reportan menos casos, pero no necesariamente se están enfermando menos personas, sólo que no se están reportando. El subreporte crece.
En la Región Metropolitana las comunas comenzaron a salir de Cuarentena a distintas fases de desconfinamiento a fines de julio cuando las autoridades del gobierno insistían en las mejores cifras. Sin embargo, la tasa de letalidad creció de un 3,6% el 20 de agosto a un 3,9% al 11 de diciembre visto mes a mes.
Pero al analizar el período entre el 20 de agosto y el 11 de diciembre vemos que se reportaron 2.746 personas fallecidas y 49.586 casos nuevos. Entonces aplicamos la fórmula: 100 x 2.746 / 49.586, lo que resulta en una tasa de letalidad de un 5,5%. Esta cifra equivale a un 50% de aumento de la tasa de letalidad en la RM respecto al peor período de la epidemia antes del 20 de agosto.
Algo no está bien. Una situación similar se ha observado en la región de Coquimbo, cuya tasa de letalidad aumentó de 1,9% a un 2,6%. Estas últimas semanas los casos han crecido fuertemente en esta región.
Pese a las cifras regionales, la tasa de letalidad en Chile ha bajado de 3,4% a 3,3% en estas mismas 16 semanas. ¿Cómo ha bajado a pesar de estos aumentos?
Por ejemplo, la Región de Magallanes desde comienzos de agosto ha vivido una segunda ola dramática que la llevó a registrar una cantidad de casos diarios récord, lo que sigue sin ser controlado hasta hoy. Además, cada mes se reportan muchos fallecidos.
Si abril había sido el peor mes para Magallanes, con cerca de 20 personas fallecidas registradas por la enfermedad, los últimos meses han sido terribles. En agosto, septiembre, octubre y noviembre DEIS reportó 20, 60, 57 y 69 personas fallecidas, respectivamente. Tan sólo hasta el 10 de diciembre, DEIS reporta otras 18 personas fallecidas en la región más austral: una pesadilla que parece no terminar.
Sin embargo, la tasa de letalidad ha bajado de un 2,7% el 20 de agosto a un 1,7%. En contraste, casi el 70% de los casos fallecidos en la región por la epidemia se produjeron desde el 20 de agosto.
A pesar de la desprotección del gobierno a las regiones, muchas han logrado mejorar este indicador. Es posible que las regiones están buscando casos de modo más efectivo, eso a pesar que las políticas del gobierno hacen que todo el país tenga la epidemia en expansión.
Finalmente, hay que recalcar que los tratamientos para la COVID-19 son cada vez mejores, el personal de salud está cada vez mejor preparado aun cuando también hay agotamiento. Por ejemplo, se necesitan menos respiradores porque se conoce mejor cuando utilizarlos.
Como resultado, se espera que cada vez sean menos las personas que fallezcan y la letalidad real de la enfermedad tienda a reducirse aún más. Sin embargo, parece evidente que el gobierno decidió bajar indicadores como la positividad, pero olvidando cuidar de las personas. Para reabrir la economía se optó por no buscar enfermos de modo efectivo y el virus parecía no estar circulando.
Es muy doloroso lo que ocurre en Chile. Y aún más dolorosas las desafortunadas frases del ministro Enrique Paris a comienzos de julio cuando indicaba “agradezco al personal de salud que se han sacado la mugre por mantener a nuestros pacientes vivos, y manteniendo esa tasa de letalidad que enorgullece al país”.
A comienzos de julio se había registrado la escalofriante cifra de cerca de 10 mil personas fallecidas. Hoy, más de 21 mil personas han muerto y la situación parece empeorar.
Cuídese, permanezca solo en lugares bien ventilados, use la mascarilla, y lávese con frecuencia las manos. Además, exija que se refuerce la trazabilidad y se usen indicadores sólidamente sustentados.
Por ejemplo, desde las Universidades se han propuesto indicadores bien documentados para evaluar tanto la trazabilidad como el aislamiento oportuno con los datos que el MINSAL les entrega. Una buena trazabilidad, y con ello una buena evaluación de la epidemia, requiere confianza en los reportes de la autoridad. Ser radicalmente honesto respecto al impacto de la enfermedad es parte de esa confianza.
"Tasa de letalidad que enorgullece al país" Ministro de Salud #chileestadeluto
— Rafael González (@rafaelg_fisica) July 2, 2020
Fallecidos no son trofeos, una tristeza tremenda.
Fallecidos incluye: 11 menores de 1 año, 11 niñ@s entre 1 y 9 años (al menos, cifra antigua) 34 niños, niñas, adolescentes menores de 20 años
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