“Cuando nos logramos expandir a 58 camas, se hizo cargo del cuidado de más de 24 pacientes. En esta loable labor, Carol fue una líder indiscutible”, escribió el doctor Daniel Morales sobre su colega y amiga Carol Ortíz Gutiérrez, la última de los 18 médicos fallecidos en esta pandemia, hasta ahora. La jefa de UCI del Hospital Eloísa Díaz de La Florida fue retratada por la propia presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, como una “verdadera heroína”, tras la polémica generada por el Subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, que se refirió al fallecimiento de la doctora Ortiz con estas palabras: "ella bajó la guardia y contrajo la enfermedad fuera del hospital”.
La doctora "efectivamente se encontraba de vacaciones", confirmaron más de 50 médicas en una carta abierta dirigida al subsecretario, "pero sólo de su trabajo en el Hospital de la Florida. Es decir, durante esos días ella siguió ejerciendo su trabajo como intensivista en otras instituciones que contaban con la suerte de tenerla entre sus profesionales". Las colegas emplazaron a Dougnac a dar a conocer la trazabilidad del caso.
Durante toda la pandemia las autoridades han negado el acceso a la información de los fallecidos, cuestión que fue pública en cualquiera de las anteriores catástrofes que ha vivido el país. Cuando esta semana el DEIS informa que llegamos a 20.089 muertes por COVID-19, con y sin PCR, nos estremecemos al darnos cuenta que estas muertes se han convertido en estadística, gráficos y comparativas, simples números que no son seres humanos. Vocería Virtual partió esta nota como un homenaje a los 18 médicos fallecidos por COVID-19, pero pronto nos dimos cuenta que allí habían historias irremplazables.
De los 18 galenos fallecidos hasta ahora por COVID-19 según el registro del Colegio Médico, 15 estaban activos y sólo 3 jubilados. De los15 en servicio activo, un tercio de la primera línea médica eran extranjeros: cuatro ecuatorianos y un venezolano. Y aunque hay dos médicos muy jóvenes, la doctora Carol Ortíz y el doctor José Pantoja (que también son los últimos en fallecer) un grupo importante estaba en edad de jubilación y, pese a ello, siguieron atendiendo.
Así, lejos de bajar la guardia, varios se expusieron al virus a pesar de ser parte de grupos de riesgo.
“Si puedo atenderlos y estoy sano, cómo no voy a ir” le dijo a su familia el gastroenterólogo del Hospital Sótero del Río José René Sánchez Bascuñán, el primer médico fallecido, a los 67 años, el 26 de mayo. Sánchez daba consulta en 4 lugares distintos hasta que se contagió.
Le siguió Guillermo Solar Oyanedel, médico broncopulmonar de 73 años, fallecido 4 de junio. Su hija Cecilia Solar, escribió en redes sociales: “mi padre luchó hasta el último momento, atendió hasta el último momento, entregado a su amor por su profesión”. Fue reconocido por su gran aporte como coordinador nacional de COMPIN en la década del 90 y por su trabajo en el Servicio de Salud Metropolitano Occidente.
También quiso mantenerse en la primera línea el doctor Ricardo Tobar Herrera, broncopulmonar especialista en fibrosis, a pesar de sus 69 años. El profesional trabajaba en el Hospital San Borja Arriarán donde también fue internado tras contraer el Coronavirus. Falleció el 7 de julio.
Misma situación de Luis Guillermo Voigt Julio, fallecido el 18 de julio, geriatra que estaba próximo a cumplir 75 años de edad. Voigt fue médico jefe de la clínica médica del Hipódromo Chile. Fue recordado con mucho cariño por el mundo hípico, que describió su deceso “en virtud de severas complicaciones en su salud que se le produjeran por desempeñarse profesionalmente, y hasta último momento, en su condición de médico geriatra”.
Aún mayores eran los doctores Winston Robertson Craig-Christie, traumatólogo y ex presidente del Colegio Médico filial Arica en 1980, de 78 años de edad y Hernán Renato Cabello Pacheco, de 77 años, urólogo del Hospital San Borja Arriarán y académico de la Universidad de Chile.
Mucho más joven era el doctor Juan Carlos Carvajal, broncopulmonar de la Clínica Santa María que cumpliría 65 años en octubre. Pero se contagió antes atendiendo pacientes con COVID-19, pese a ser conocido como una persona en extremo detallista y perfeccionista.
Con apenas 38 años, el psiquiatra del Hospital San Juan de Dios de La Serena, José Daniel Pantoja Rivera también era grupo de riesgo. Padecía leucemia, que complicó su cuadro de COVID-19. Según su padre, Daniel Pantoja, era un “ser luminoso, transparente, cálido, sencillo y profundamente solidario”. Falleció el lunes 28 de septiembre y tras él dejó una esposa y dos hijos pequeños.
El pediatra René Panozo Villarroel, fallecido el 19 de agosto, era adulto mayor (71 años) y pese a su edad atendió a gente con Coronavirus, hasta que se contagió. Si hay algo que destacaron los vecinos de Maipú, comuna en la que ejerció 30 años y donde fue concejal, fue su enorme humanidad y compromiso social.
Panozo fue descrito por los mismos maipucinos como un médico que no sólo atendía gratis cuando veía que un paciente no podía pagar, sino que además entregaba dinero para la compra de medicamentos si él no los tenía para dar. Entre los comentarios de condolencias en redes sociales Salvador Pastore escribió “en épocas más duras de la dictadura de Pinochet, atendió clandestinamente, arriesgando su seguridad, a heridos de protestas, golpeados y baleados”.
La humanidad y compromiso con sus pacientes también fue destacada en el caso del
doctor ecuatoriano Duval Aguirre Guzmán, fallecido el 21 de septiembre, que fue descrito como un médico que era capaz de atender gratis cuando veía que los enfermos no tenían recursos.
El anestesista del Hospital Juan Noe Crevani de Arica se hizo conocido a nivel nacional tras ganar un recurso de amparo en contra del mismo hospital, que lo internó a la fuerza pese a haber sido dado de alta en el mismo recinto y estar cumpliendo cuarentena en su hogar.
Según consta en el proceso judicial, Duval Aguirre fue diagnosticado y hospitalizado el 6 de julio de 2020 y dado de alta al día siguiente. Una semana después fue obligado a internarse bajo amenaza de arresto, sin recibir motivo alguno. Pese a ello, según el relato del médico, no fue ingresado a una sala de cuidados intensivos como corresponde a enfermos de Coronavirus, sino a una sala común “sin monotorización adecuada", que sí tenía en su domicilio. El anestesista fue vencido por la enfermedad el 21 de septiembre, poco más de 2 meses después de resultar positivo.
Junto a Duval Aguirre, otros tres médicos ecuatorianos han perdido la vida prestando servicios en Chile: el traumatólogo Patricio Morales González, quien vivía hace 20 años en nuestro país y se desempeñaba como parte del equipo de la empresa de rescate Help. Tenía 61 años cuando falleció el 4 de junio
Y los doctores Edmundo Rangel Farías y Cristhian Balladares Holguin, los dos facultativos de la Atención Primaria de Salud fallecidos hasta ahora. Ambos atendían en dos centros y rondaban los 50 años de edad.
Edmundo Rangel se desempeñaba en el SAR 4 María Latife de Rancagua y en el Cesfam La Faena de Peñalolén. Fue durante la primera semana de su llegada a la Región Metropolitana, donde fue enviado para reforzar los equipos que combatían la pandemia, cuando comenzó a desarrollar los primeros síntomas de la enfermedad a principios de junio. Sobrevivió hasta el 22 julio.
Cristhian Balladares trabajaba en los Cesfam Garín y Lo Franco de la comuna de Quinta Normal, donde se contagió a mediados de mayo. Vivía hacía más de 25 años en nuestro país y estudió la especialidad de Medicina Familiar en la Universidad de Chile, una rama de la medicina con fuerte sentido social y comunitario. Siguiendo este anhelo puso “todo su esfuerzo en el mejoramiento de la Atención Primaria” donde laboró por 19 años, recordó la CONFUSAM al anunciar su fallecimiento el 27 julio.
A los cuatro médicos ecuatorianos se suma el doctor Miguel Eduardo Viso González pediatra venezolano quien era Jefe de Emergencia Pediátrica del Hospital de Carabineros, completando cinco médicos extranjeros de los 15 en ejercicio fallecidos en lo que va de la pandemia.
Los tres médicos jubilados que han muerto por COVID-19 son el cirujano Pablo Frindt Franco y los oncólogos Ernesto Vergara Lamas y Guillermo Merino Hinrichsen. Este último fue el médico tratante que atendió al premio Nobel Pablo Neruda en sus últimos meses de vida y lo había atendido antes también en Francia. Guillermo Merino Hinrichsen desmintió judicial y extrajudicialmente que el poeta falleciera de cáncer, pues aunque tenía mal pronóstico, no estaba en estado terminal cuando falleció, declaró ante el juez Mario Carroza.
Médicos fallecidos por COVID-19 durante 2020. Registro del Colegio Médico de Chile por fecha de fallecimiento hasta el 22 de noviembre:
26 de mayo En ejercicio
- José René Sánchez Bascuñán, gastroenterólogo
4 de junio En ejercicio
- Guillermo Solar Oyanedel, broncopulmonar
5 de junio Jubilado
- Pablo Frindt Franco, cirujano
5 de junio En ejercicio
- Juan Carlos Carvajal, broncopulmonar
6 de junio En ejercicio
- Patricio Morales González, traumatólogo
14 de junio Jubilado
- Guillermo Merino Hinrichsen, oncólogo
14 de junio 2020 Jubilado
- Ernesto Vergara Lamas, oncólogo
27 de junio En ejercicio
- Hernán Renato Cabello Pacheco, urólogo
7 de julio En ejercicio
- Ricardo Tobar Herrera, broncopulmonar, especialista en fibrosis
18 de julio En ejercicio
- Luis Guillermo Voigt Julio, geriatra
22 julio En ejercicio
- Edmundo Rangel Farias, médico APS
27 julio En ejercicio
- Cristhian Balladares Holguin, médico familiar
12 agosto En ejercicio
- Miguel Eduardo Viso González, pediatra
19 de agosto En ejercicio
- René Panozo Villarroel, pediatra
20 agosto En ejercicio
- Winston Robertson Craig-Christie, traumatólogo
21 de septiembre En ejercicio
- Duval Aguirre Guzmán, anestesista
28 de septiembre En ejercicio
- José Daniel Pantoja Rivera, psiquiatra
20 de noviembre En ejercicio
- Carol Pamela Ortiz Gutiérrez, intensivista
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Agradecido,cumpliendo con su ROL. Gracias por su entereza y entrega total a su vocación. Agradecimientos a sus respectivas familias.Cariños y agradecimientos siempre. Chilenos de corazón,sirviendo a su Patria.
ResponderEliminarCumplieron con su juramento y rindieron su vida en servir a la comunidad.
ResponderEliminarTe amo papito. Hoy a 1 año de fallecer con tu cotona blanca puesta. Te digo " Fuiste un mártir en esta pandemia y seguiste al pie de la letra el juramento que hiciste al titular te. Estoy muy orgullosa del padre que Dios me dio"
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